Lautaro se viste de chef – Pastilla 7

Séptima pastilla de Caldo Literario – Lautaro se viste de chef

#Valdiviatorturadoyfiniquitado

Estimado Viejito, hoy vengo a recordar la muerte de un valiente, de un guerrero, de un leal, de mi amado, a pesar de las cobardes leyes de los hombres de iglesia, de mi Pedro de Valdivia. Soy la corajuda y fiera Inés de Suarez, la única que sobreviví a la conquista en cama de dosel. Y aquí el género es importante porque también fui la primera mujer europea en llegar a Chile y a otros lugares de América. Si mi Pedro hubiera estado cerca de mí, a Caupolicán y a sus huestes se les habría caído el pelo, pero de una buena rebanada de cabellera, antes de siquiera pensar en tocarle un pelo a mi esforzado. ¡Cuántas cartas envió mi querido a nuestros reyes! ¡Cuántas súplicas de ayuda y refuerzos! Nada le fue concedido para hacer grande a la más bella y fiera tierra del continente. Lo único que logró fue un proceso del que salvó bienes y vida, incluso la inmortalidad, pero no la felicidad. A mi me regaló treinta años de vida tranquila junto a su capitán y luego gobernador, pero me quitó las ansias de luchar sabiendo que cada minuto eran gotas de tiempo que robábamos juntos a la muerte.

Vicuña Mackena niega mis proezas porque no fueron registradas en las actas del Cabildo, ¡será cagaletras! Mis compañeros de armas confirmaron mi audacia y como mi espada cortó de un tajo de espada las cabezas de otros traidores, recién llegamos al valle del Mapocho. Ahora estos revisionistas hasta dudan del terrible martirio al que fue sometido el único conquistador que ha sabido robar el corazón de tantos chilenos y llenar las calles de todas sus ciudades.

Lo mismo me da que lo crean o no, bárbaros éramos todos los combatientes, la guerra era a vida o muerte y no había espacio para los lamentos ni para la compasión.  Pero lo que no pudieron matar esos felones y folloneros, fue el alma inmortal de mi bello gobernador, a quién yo guardo en mi corazón, entre sábanas de Holanda y arrullado con los villancicos de su tierra natal. Siempre será recordado en Navidad, le pese a quien le pese, y mi Lautaro, allá donde se esconda de mí, también lo recuerda con el corazón apretado por la emoción y la barriga henchida por mis recetas, que este ladino me robó mi cuaderno de pucheros, y ahora presume de ser chef como un Dabiz cualquiera con faltas de ortografía. Y a usted, Viejito, por escuchar y difundir esta fecha, le pago con licor de bellota, insigne fruto de las dehesas extremeñas que nos vieron nacer a don Pedro y a mí. Los verdes más bellos de la tierra nunca serán comparables al color del campo extremeño invadido de nieblas en los amaneceres del duro invierno. 

Feliz Navidad y estómagos satisfechos, Viejito, que no hay empresa por difícil que no venza una barriga llena. 

#Lautarosevistedechef #FelizNavidad

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